jueves, 21 de agosto de 2008

La autoridad

Es importante comprender cómo surge la autoridad. La autoridad es coacción, compulsión, el poder de una persona sobre otra, de los pocos sobre los muchos o de los muchos sobre los pocos. ¿Qué da origen a la autoridad? Obviamente, nace del deseo que cada uno de nosotros tiene de encontrar un modo seguro de comportamiento: “queremos que se nos diga lo que debemos hacer”. Estando en conflicto, confundidos, preocupados, acudimos a un sacerdote, a un maestro, a un padre o a alguna otra persona buscando una salida para nuestra confusión. Pensando que él sabe mejor que nosotros lo que hay que hacer, vamos a ver al Maestro o a algún otro hombre ilustrado y le pedimos que nos diga cómo debemos actuar. Por lo tanto, es nuestro deseo de encontrar un estilo particular de la vida, una forma de conducta, lo que da origen a la autoridad, ¿no es así? Digamos, por ejemplo, que voy a ver a un Maestro. Acudo a él porque pienso que es un gran hombre que conoce la verdad, que consiguió la revelación y que, por lo tanto, puede darme paz. No sé nada acerca de todo esto por mí mismo, de modo que acudo a él, me prosterno, le entrego mi devoción. Deseo ser consolado, que me digan lo que tengo que hacer y, de ese modo, creo una autoridad. Esa autoridad no tiene una existencia real fuera de mí. Si es de verdad inteligente, me ayudará a que crezca para ser también inteligente, me ayudará a que comprenda la confusión en que vivo a fin de que no busque la autoridad, ni la de él ni la de ningún otro. Si es inteligente me hará comprender que existe la autoridad del ideal, que no es externa sino interna. Cuando decimos: "debo ser bueno, no debo ser envidioso, debo sentirme fraternal con todos", creamos en nuestra mente la autoridad de un ideal, ¿no es así? Supongamos que soy intrigante, estúpido, cruel, que lo quiero todo para mí, que deseo el poder. Ése es el hecho, es lo que realmente soy. Pero pienso que debo ser fraternal porque así lo han dicho las personas religiosas, y también porque es conveniente, provechoso decir eso; en consecuencia, creo el ideal de la fraternidad o la virtud. No soy fraternal, pero por diversas razones deseo serlo; de ese modo, el ideal o la virtud se convierte en mi autoridad. Entonces, a fin de vivir conforme a ese ideal, me impongo una disciplina. Me siento muy envidioso de usted porque tiene un abrigo mejor o más títulos o más virtudes; por consiguiente, digo: "no debo tener sentimientos de envidia, debo ser fraternal". El ideal se ha vuelto mi autoridad y trato de vivir conforme a ese ideal. ¿Qué sucede entonces? Que vida se convierte en una batalla constante entre lo que soy y lo que debería ser. Nosotros creamos la autoridad, la autoridad del estado, de la policía, la autoridad del ideal, la autoridad de la tradición. Quiero hacer algo, pero mi padre dice: "No lo hagas". Tengo que obedecerle, de lo contrario se enojará y dependo de él para alimentarme. Él me controla mediante el temor, ¿no es así? Por lo tanto, se convierte en mi autoridad. De igual modo, estamos controlados por la tradición: "debes hacer eso y no aquello, debes vestir de cierta manera, no debes mirar a los muchachos, o a las chicas..." La tradición nos dice lo que debemos hacer; y la tradición, después de todo, es conocimiento, ¿verdad? Están los libros que nos dicen lo que hay que hacer, nuestros padres nos dicen lo que hay que hacer, la sociedad y la religión nos dicen lo que hay que hacer. ¿Y a ustedes qué les ocurre? Quedan aplastados, abatidos. Jamás piensan, jamás actúan y viven vitalmente, porque todas estas cosas les atemorizan. Dicen que tienen que obedecer, de otro modo estarán indefensos. ¿Qué significa esto? Significa que han creado la autoridad, a causa de que están buscando un modo seguro de conducirse, una manera segura de vivir. La persecución misma de la seguridad crea autoridad, y así es como nos volvemos meros esclavos, viviendo sin ninguna capacidad para pensar, para crear. No sé si ustedes pintan. Si lo hacen, generalmente el maestro de arte les dice cómo pintar. Ven un árbol y lo copian. Pero pintar es ver el árbol y expresar sobre la tela o en el papel lo que sienten respecto de ese árbol, lo que significa: el movimiento de las hojas con el susurro del viento que pasa entre ellas. Para hacer eso, para captar el movimiento de la luz y de las sombras, tenemos que ser muy sensibles. ¿Y cómo podemos ser muy sensibles a cualquier cosa si tenemos miedo y estamos todo el tiempo diciendo: "debo hacer esto, debo hacer aquello, de lo contrario, qué pensará la gente?". Toda sensibilidad a lo bello es paulatinamente destruida por la autoridad. Surge, entonces, el problema de si debemos disciplinarnos. Si somos personas desobedientes; alguien ¿debe imponernos una disciplina? Si lo hacen, ¿qué ocurre? Cuando nos obligan a obedecer, al hacerlo, ¿no están mutilando nuestra mente? ¿No están comenzando a destruir nuestra inteligencia? Si nos fuerzan para que hagamos las cosas porque piensan que eso es lo correcto, ¿no nos vuelven estúpidos? Y a nosotros nos gusta ser disciplinados, que nos fuercen para que hagamos las cosas, aun cuando exteriormente puedan objetarnos. Eso nos da una sensación de seguridad. Si no nos forzaran, pensamos que estaríamos realmente mal, que haríamos cosas incorrectas; por lo tanto, decimos: "por favor, disciplínenos, ayúdenos a comportarnos correctamente". Entonces, ¿deben disciplinarnos o más bien ayudarnos a que comprendamos por qué somos desobedientes, por qué hacemos esto o aquello? Esto significa, sin duda, que como maestro o padre no debemos tener sentido alguno de autoridad. Debemos ayudar realmente a que los demás comprendan las dificultades, por qué son malos, por qué huyen; debemos desear que se comprendan a sí mismos. Si les forzamos no los ayudamos. Si como maestro quiero ayudarles de verdad a que se comprendan a sí mismos, eso significa que sólo puedo ocuparme de unos pocos niños o niñas. No puedo tener cincuenta estudiantes en mi clase. Sólo he de tener unos pocos, de modo que pueda prestar atención individual a cada uno de ellos. Entonces, no crearé la autoridad que les obligue a hacer algo que probablemente harían por su propia cuenta una vez que se comprendieran a sí mismos. Espero, pues, que vean cómo la autoridad destruye la inteligencia. Después de todo, la inteligencia puede advenir sólo cuando hay libertad, libertad para pensar, para sentir, para observar, para investigar. Pero si les fuerzo, les hago tan tontitos como yo lo soy; y esto es lo que por lo general ocurre en una escuela. El maestro enseña lo que sabe él y no saben ustedes. ¿Pero qué es lo que el maestro sabe? Un poquito más de matemáticas o geografía. Él no ha resuelto ninguno de los problemas vitales, no ha investigado las cosas enormemente importantes de la vida, ¡y truena como Júpiter o como un sargento mayor! Por lo tanto, en una escuela de esta clase es esencial que, en vez de ser meramente disciplinados para que hagan lo que se les diga, se les ayude a comprender, a ser inteligentes y libres, porque entonces serán capaces de afrontar sin temor todas las dificultades de la vida. Esto requiere un maestro competente, un maestro que se interese realmente por ustedes, que no está preocupado por el dinero, por su esposa y sus hijos; y es responsabilidad tanto de los estudiantes como de los maestros crear un estado de cosas semejante. No se limiten a obedecer, descubran cómo resolver un problema por sí mismos. No digan: "hago esto porque mi padre quiere que lo haga". Descubran más bien por qué quiere él que lo hagan, por qué piensa él que una cosa es buena y alguna otra es mala. Háganle preguntas, de modo tal que no sólo despierten la propia inteligencia, sino que también le ayuden a él a ser inteligente. ¿Pero qué es lo que suele ocurrir cuando comienzan a hacerle preguntas a su padre? Él les castiga, ¿no es así? Está preocupado por su trabajo y no tiene la paciencia, el amor para sentarse y conversar con ustedes sobre las enormes dificultades de la existencia, de ganarse la vida, de tener una esposa o un marido. No quiere tomarse tiempo para examinar todo esto, de modo que les aparta o les manda a la escuela. Y en esto, el maestro es igual que el padre de ustedes, igual que cualquier otra persona. Pero es responsabilidad de los maestros, de los padres y de todos nosotros, contribuir al despertar de la inteligencia. La inteligencia es el cuestionamiento del método. El temor destruye la inteligencia, ¿no es así? El temor nos impide examinar, cuestionar, inquirir; nos impide descubrir lo verdadero. Quizá lleguemos a ser inteligente cuando ya no sintamos temor. Tenemos que investigar todo el problema del temor y estar libre del temor; entonces existe la posibilidad de que seamos inteligentes. Pero si preguntamos: "¿de qué modo puedo ser inteligente?", estamos cultivando meramente un método y así nos volvemos tontos.

7 comentarios:

Irama Cecilia dijo...

Me encanta la manera como expones tus puntos de vista... Y te invito a que me visites en Misterios y Revelaciones

http://siemprerebelde.wordpress.com

Y que des tu opinión, por supuesto, que me parece importantísimo...

Muchos saludos! Y gracias por tu comentario!

Julio Sergio Soria Alcalde dijo...

Agradezco tu comentario. Visite siempre rebelde y me agrado constatar que estamos en la misma sintonia, la de bregar para que la humanidad sea incondicionalmente libre. Muchos saludos.

Carlos Waite Brignole dijo...

La autoridad es un abstracto propio del ser humano, distinto al instinto animal. Es un punto de partida que se modifica con la maduración del discernimiento (Distinguir algo de otra cosa, señalando la diferencia que hay entre ellas). La inteligencia nos ayuda a discernir y liberar nuestros temores, hay que desarrollarla. Pero siempre necesitamos encontrar la verdad para no equivocarnos cuando llegue la hora de discernir y hacer o no hacer caso a la autoridad. Muy bueno tu blog.

Anónimo dijo...

Saludos.. Buen planteamiento

Eduardo de Escuadron de la verdad

Guille dijo...

Wow! Interesantísima reflexión. Vivimos en una cultura que exalta la represión de las conductas consideradas desviadas en lugar de impulsar la busqueda del verdadero significado que se oculta mas allá de las costumbres impuestas.
De todas formas yo no creo que todo concepto de autoridad sea ficticio. De hecho creo en la autoridad divina, lo que pasa que este concepto de autoridad ha sido tan manoseado y tergiversado por el hombre y su idea de lo que es religión, que se ha convertido en algo completamente repudiable, muy distinto a lo que una lectura de las escrituras libre de prejuicios nos revela.
Saludos!

Hada Saltarina dijo...

Hola Expectante!
Ante todo gracias por tu visita, y así además te he podido conocer.
Me gustaría matizar algo con respecto a este asuntode la "Autoridad". Como siempre, el lenguaje se nos suele quedar pequeño creo yo, y entonces observamos demasiado confusión. Por supuesto que uno tiene que buscara su propio discernimiento y no obedecer a ciegas sin razonar; pero a mí me parece que no hay que confundir AUTORIDAD, con AUTORITARISMO. Me vienen a la mente unas palabras que los evangelistas dedicaron a Jesús; decían que hablaba con autoridad, como quien sabe lo que dice. Y ahí está la clave: una cosa es ejercer autoridad arbitraria, pero tampoco me parece lícito decir que la autoridad por principio es mala. Una cosa es que ineptos ejerzan autoridad, y entonces la cosa está muy mal; pero quien sabe no debe delegar su autoridad y diferir su responsabilidad. Nacemos limitados y nos vamos haciendo; y hay quien puede ayudarnos en el proceso porque previamente lo ha experimentado.
Considero que la AUTORIDAD bien ejercida no debe ser denostada, porque entonces caeríamos en una soberbia que nos alejaría del buen entendimiento. Así al menos lo veo yo.
Un abrazo

Guille dijo...

Hola de nuevo Hada Saltarina (que simpático nombre!).
Estoy de acuerdo en la distinción que hacés entre autoridad y autoritarismo o autoridad ejercida por ineptos.
Lo llamativo del pasaje que citás de los evangelios es que sigue diciendo "... les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas", que eran, los escribas, los que supuestamente sabían mucho de religión. En fin, cosas que pasan...
Saludos! :)