sábado, 27 de febrero de 2010

El Florecer

¿Puede la frustración florecer? ¿Cómo la cuestionamos de modo que la frustración se despliegue y florezca? Es sólo cuando el pensamiento florece que puede morir naturalmente. Como la flor en un jardín, el pensamiento debe florecer, debe fructificar, y entonces morir. Al pensamiento debe dársele libertad para florecer y morir. Y la pregunta correcta es si puede haber libertad para que la frustración florezca y muera. ¿Qué entendemos por ‘florecer’?. ¡Miremos las flores en el jardín! Están floreciendo, y después de unos pocos días se marchitarán, porque tal es su naturaleza. Ahora bien, debe dársele libertad a la frustración a fin de que florezca. ¿Existe un impulso que se mantenga a sí mismo en acción, limpio, saludable? Ese impulso, esa llama que arde cuando todo en uno tiene libertad para florecer: lo feo, lo hermoso, lo malo, lo bueno, y lo estúpido de modo que no haya cosa alguna que se reprima, que no quede nada sin haber sido sacado a la luz, examinado y quemado. Y eso no puede hacerse si, a través de las pequeñas cosas, no descubro la frustración, la desdicha, el dolor, el conflicto, la estupidez, la insensibilidad. Si descubro la frustración mediante el mero razonamiento, entonces no sé qué significa la frustración. Para nosotros el florecer es una idea. La mente pequeña siempre trata con los síntomas y nunca con el hecho. Carece de libertad para descubrir. Hace exactamente lo que le indica su condición de mente pequeña, porque dice: ‘Esa es una buena idea, pensaré al respecto’, y de ese modo está perdida, porque entonces trata con la idea, no con el hecho. No dice: ‘Dejémoslo florecer y veamos qué ocurre’. Entonces sí que descubriría. Pero en vez de eso dice: ‘Es una buena idea, debo investigar la idea’ . Las personas somos prisioneras de las pequeñas cosas. ¿Puedo ver el síntoma, penetrar en la causa y dejar que la causa florezca? Pero yo quiero que florezca en una dirección determinada, y eso significa que tengo una opinión de cómo debería florecer. ¿Puedo, entonces, ir tras de eso? ¿Puedo ver que impido el florececimiento de la causa porque temo no saber qué ocurrirá si permito que florezca la frustración? ¿Puedo, entonces, investigar por qué tengo miedo? Veo que en tanto exista el temor, no puede haber florecimiento. Debo, pues, abordar el temor, no mediante la idea del temor, sino que debo abordarlo como un hecho, lo cual significa que debo permitirle al temor que florezca. Todo esto requiere muchísima percepción interna. ¿Sabemos qué significa permitir que el temor florezca? ¿Puedo dejar que todo florezca? ¡Eso no significa que yo vaya a matar, a robar a alguien, sino simplemente dejar que florezca ‘lo que es’! ¿Han cultivado ustedes una planta? ¿Cómo lo hacen? Le ponen el abono adecuado, usan la semilla adecuada, la siembran en su tiempo justo, la cuidan, impiden que le sucedan cosas. Le dan libertad. ¿Por qué no hacen lo mismo con los celos? ¡Aquí el florecimiento no se expresa exteriormente como la planta! Es mucho más real que la planta que nosotros cultivamos afuera, en el terreno. ¿No sabemos qué son los celos? En el momento que estamos celosos, ¿decimos que eso es imaginación? Ardemos con ello, ¿no es así? Estamos iracundos, furiosos. ¿Por qué no los seguimos, no como una idea, sino realmente? ¿Podemos dejarlos salir afuera, mirarlos y ver que florezcan, de modo que en cada florecer los celos se destruyan a sí mismos y, por lo tanto, no exista al final de ello un ‘alguien’ que esté observando la destrucción? En eso hay creación verdadera. Tomemos un pimpollo, un pimpollo real de un arbusto. Si lo cortamos nunca va a florecer, morirá rápidamente. Si lo dejamos florecer, entonces le mostrará su color, su delicadeza, el polen. Muestra lo que realmente es, sin que nosotros le digamos que es rojo, que es azul, que tiene polen. Está ahí para que nosotros lo miremos. Del mismo modo, si dejamos que los celos florezcan, ellos le mostrarán todo lo que realmente son: envidia, apego. Así que, al permitir que los celos florezcan, estos le mostraran todos sus colores, revelándole qué hay detrás de los celos. Decir que los celos tienen por causa el apego, es mera verbalización. Pero al permitir verdaderamente que los celos florezcan, la realidad de que uno está apegado a algo se vuelve un hecho, un hecho emocional, no una idea intelectual, verbal. Y así, cada florecimiento revela lo que uno no fue capaz de descubrir. Y a medida que cada hecho se descubre a sí mismo, florece, y uno trata con ese hecho. Al dejar que el hecho florezca, éste abre otras puertas, hasta que ya no hay en absoluto ninguna clase de florecimiento y, por tanto, no hay ninguna clase de causa o motivo. Cuando escuchamos, en el mismo acto de escuchar tiene lugar el florecimiento.

jueves, 18 de febrero de 2010

La satisfacción

Sentado en mi escritorio dentro del horario laboral, mientras las gotas cristalinas de la lluvia tocaban un arpegio unísono en las baldosas de la vereda, soy testigo mudo e involuntario de un acto de honestidad. Una mujer rauda hacia sonar sus acompasados tacos en la vereda de enfrente, cuando en un movimiento brusco deja caer su billetera al intentar acallar el angustiante sonido de su celular que reclamaba atención. Un caballero, tambien presuroso, recogió la billetera devolviendosela a su dueña; quién turbada ante la llamada inoportuna y el incidente sorpresivo logró musitar un poco audible gracias. El caballero sonrió con una gran satisfacción y continúo su camino. Reflexiono que cuando yo hago algo para otros me siento mas satisfecho. Veo que al estar interesado en uno mismo no es satisfactorio, pero trabajar en una escuela o ayudar a otro es mas satisfactorio que pensar en uno mismo, lo cual no satisface tanto. Pero ¿cuál es la diferencia? Uno desea satisfacción, lo cuál es interés egocentrico. Si uno busca satisfacción en ayudar a otros y eso me brinda una satisfacción más grande, sigo interesado en aquello que me ofrece mayores satisfacciones. Deseamos libertad porque eso es mucho más satisfactorio, y el vivir una pequeña vida mezquina no satisface tanto. ¿Por qué tener entonces esta doble forma de pensar?¿Por qué decir que lo uno es satisfactorio y lo otro no lo es?¿Por qué no decir que lo que quiero es realmente satisfacción, sea en el sexo, en la libertad, en ayudar a otros, en llegar a ser un gran santo, o un político, o un ingeniero, o un abogado? Es todo el mismo proceso. Satisfacción de multiples manera, tantos obvias como sutiles; eso es lo que deseamos . Cuando decimos que queremos libertad, la queremos porque pensamos que tal vez ella sea tremendamente satisfactoria, y la satisfacción primordial es, por supuesto, esta peculiar idea de autorrealización. Podemos cometer el error de pensar que debemos librarnos de la satisfacción, pero librarse de ella no es libertad. La libertad es algo por completo diferente; no es una cosa para ser obtenido de algo. Si yo me deshago o me libro de la satisfacción, me estoy librando de ella porque busco una satisfacción mucho más grande. ¿Por qué no investigar entonces este deseo de satisfacción?, no decirnos que no deberiamos tenerla; eso es tan solo un concepto, una fórmula, y, en consecuencia, hay contradicción y, por lo tanto, conflicto. Tomemos, pues, esta sola cosa: la mayoria de nosotros necesita, desea, busca, anhela satisfacción. ¿Correcto?¿Por qué buscamos satisfacción?¿Que es la satisfacción?A todos nos satisface comer, si disponemos de una buena comida porque uno esta hambriento y es bueno librarse de esa sensación de vacio.Elevemonos un poco más hasta el sexo. Resulta muy satisfactorio tener una posición desde la cual uno puede dominar a otros. Uno se siente poderoso ¿no?, siente que esta en posición de ordenar a otros para que hagan cosas, y eso es altamente satisfactorio. Uno busca diferentes modos de hallar gratificación, por medio de la comida, del sexo, de la posición, de cultivar diversas virtudes, etc. ¿Por qué? Puedo comprender que cuando necesito alimento me sienta gratificado al comerlo ¿pero por qué moverse hacia otro nivel en procura de satisfacción? ¿Y existe tal cosa? Me siento satisfecho cuando como y deseo una variedad de alimentos; y si tengo dinero y apetito suficientes, me los procuro. También deseo una buena posición en la sociedad, una posición respetable, lo cual es muy gratificante porque entonces estoy seguro, con una gran casa, un policía en la puerta y todas esas cosas. Después de eso, quiero más: una casa más grande y otros dos policias, etc. Ahora bien, ¿qué es este anhelo de gratificación? Este anhelo ¿qué es? Tengo anhelo de alimento y lo como, si es que puedo conseguirlo. Pero el anhelo de posición... Tomemos esta sola cosa. La mayoría de nosotros desea posición: ser el mejor ingeniero, el mejor abogado, el presidente de alguna sociedad, esto o aquello. ¿Por qué? Aparte del dinero que eso procura, aparte de la comodidad ¿por qué este anhelo? ¿Será porque quiero demostrar a otros lo que soy capaz de realizar?¡Lo cual implica hacer que nuestros semejantes se sientan envidiosos!¿Es eso?Porque sencillamente si no tuvieramos dicha posición seriamos nadie.Despojemos al Papa de sus vestiduras, o al sannyasi de su «tamasha» y serían nadie. ¿Es eso? ¿Estamos, pues, temerosos de ser nadie y por eso queremos posición? ¿Ser considerados un gran erudito, un filósofo, un maestro? Si usted se encuentra en esa posición, ello es muy gratificante: tener su nombre impreso en los diarios y la gente que acude a usted, etcétera. ¿Es la razón por la cual hacemos todo esto? O sea, que en lo interno somos tan sólo gente común que sufre, gente con conflictos, peleas familiares, amargura, ansiedad, y el miedo que está ahí permanentemente. Y disfrutar de una posición externa en la cual soy mirado como un ciudadano tremendamente respetable, es muy satisfactorio. ¿Verdad? Yo pregunto: «¿Por qué deseo esta posición externa?» Y la respuesta es: «La quiero porque en mi vida diaria soy sólo un triste e insignificante ser humano». ¿Correcto? ¿Es así? Uno descubre que desea una posición, y que ésta resulta gratificante porque internamente uno es... sólo un vulgar hombrecito. Pero tener un policía en la puerta me otorga tremenda importancia;éste es el hecho: internamente soy una triste pequeña entidad con toda clase de dogmas, creencias en Dios, rituales y todo eso; por dentro soy un torbellino de males y miserias, ¡y afuera quiero un policía en la puerta!.