sábado, 27 de febrero de 2010

El Florecer

¿Puede la frustración florecer? ¿Cómo la cuestionamos de modo que la frustración se despliegue y florezca? Es sólo cuando el pensamiento florece que puede morir naturalmente. Como la flor en un jardín, el pensamiento debe florecer, debe fructificar, y entonces morir. Al pensamiento debe dársele libertad para florecer y morir. Y la pregunta correcta es si puede haber libertad para que la frustración florezca y muera. ¿Qué entendemos por ‘florecer’?. ¡Miremos las flores en el jardín! Están floreciendo, y después de unos pocos días se marchitarán, porque tal es su naturaleza. Ahora bien, debe dársele libertad a la frustración a fin de que florezca. ¿Existe un impulso que se mantenga a sí mismo en acción, limpio, saludable? Ese impulso, esa llama que arde cuando todo en uno tiene libertad para florecer: lo feo, lo hermoso, lo malo, lo bueno, y lo estúpido de modo que no haya cosa alguna que se reprima, que no quede nada sin haber sido sacado a la luz, examinado y quemado. Y eso no puede hacerse si, a través de las pequeñas cosas, no descubro la frustración, la desdicha, el dolor, el conflicto, la estupidez, la insensibilidad. Si descubro la frustración mediante el mero razonamiento, entonces no sé qué significa la frustración. Para nosotros el florecer es una idea. La mente pequeña siempre trata con los síntomas y nunca con el hecho. Carece de libertad para descubrir. Hace exactamente lo que le indica su condición de mente pequeña, porque dice: ‘Esa es una buena idea, pensaré al respecto’, y de ese modo está perdida, porque entonces trata con la idea, no con el hecho. No dice: ‘Dejémoslo florecer y veamos qué ocurre’. Entonces sí que descubriría. Pero en vez de eso dice: ‘Es una buena idea, debo investigar la idea’ . Las personas somos prisioneras de las pequeñas cosas. ¿Puedo ver el síntoma, penetrar en la causa y dejar que la causa florezca? Pero yo quiero que florezca en una dirección determinada, y eso significa que tengo una opinión de cómo debería florecer. ¿Puedo, entonces, ir tras de eso? ¿Puedo ver que impido el florececimiento de la causa porque temo no saber qué ocurrirá si permito que florezca la frustración? ¿Puedo, entonces, investigar por qué tengo miedo? Veo que en tanto exista el temor, no puede haber florecimiento. Debo, pues, abordar el temor, no mediante la idea del temor, sino que debo abordarlo como un hecho, lo cual significa que debo permitirle al temor que florezca. Todo esto requiere muchísima percepción interna. ¿Sabemos qué significa permitir que el temor florezca? ¿Puedo dejar que todo florezca? ¡Eso no significa que yo vaya a matar, a robar a alguien, sino simplemente dejar que florezca ‘lo que es’! ¿Han cultivado ustedes una planta? ¿Cómo lo hacen? Le ponen el abono adecuado, usan la semilla adecuada, la siembran en su tiempo justo, la cuidan, impiden que le sucedan cosas. Le dan libertad. ¿Por qué no hacen lo mismo con los celos? ¡Aquí el florecimiento no se expresa exteriormente como la planta! Es mucho más real que la planta que nosotros cultivamos afuera, en el terreno. ¿No sabemos qué son los celos? En el momento que estamos celosos, ¿decimos que eso es imaginación? Ardemos con ello, ¿no es así? Estamos iracundos, furiosos. ¿Por qué no los seguimos, no como una idea, sino realmente? ¿Podemos dejarlos salir afuera, mirarlos y ver que florezcan, de modo que en cada florecer los celos se destruyan a sí mismos y, por lo tanto, no exista al final de ello un ‘alguien’ que esté observando la destrucción? En eso hay creación verdadera. Tomemos un pimpollo, un pimpollo real de un arbusto. Si lo cortamos nunca va a florecer, morirá rápidamente. Si lo dejamos florecer, entonces le mostrará su color, su delicadeza, el polen. Muestra lo que realmente es, sin que nosotros le digamos que es rojo, que es azul, que tiene polen. Está ahí para que nosotros lo miremos. Del mismo modo, si dejamos que los celos florezcan, ellos le mostrarán todo lo que realmente son: envidia, apego. Así que, al permitir que los celos florezcan, estos le mostraran todos sus colores, revelándole qué hay detrás de los celos. Decir que los celos tienen por causa el apego, es mera verbalización. Pero al permitir verdaderamente que los celos florezcan, la realidad de que uno está apegado a algo se vuelve un hecho, un hecho emocional, no una idea intelectual, verbal. Y así, cada florecimiento revela lo que uno no fue capaz de descubrir. Y a medida que cada hecho se descubre a sí mismo, florece, y uno trata con ese hecho. Al dejar que el hecho florezca, éste abre otras puertas, hasta que ya no hay en absoluto ninguna clase de florecimiento y, por tanto, no hay ninguna clase de causa o motivo. Cuando escuchamos, en el mismo acto de escuchar tiene lugar el florecimiento.

jueves, 18 de febrero de 2010

La satisfacción

Sentado en mi escritorio dentro del horario laboral, mientras las gotas cristalinas de la lluvia tocaban un arpegio unísono en las baldosas de la vereda, soy testigo mudo e involuntario de un acto de honestidad. Una mujer rauda hacia sonar sus acompasados tacos en la vereda de enfrente, cuando en un movimiento brusco deja caer su billetera al intentar acallar el angustiante sonido de su celular que reclamaba atención. Un caballero, tambien presuroso, recogió la billetera devolviendosela a su dueña; quién turbada ante la llamada inoportuna y el incidente sorpresivo logró musitar un poco audible gracias. El caballero sonrió con una gran satisfacción y continúo su camino. Reflexiono que cuando yo hago algo para otros me siento mas satisfecho. Veo que al estar interesado en uno mismo no es satisfactorio, pero trabajar en una escuela o ayudar a otro es mas satisfactorio que pensar en uno mismo, lo cual no satisface tanto. Pero ¿cuál es la diferencia? Uno desea satisfacción, lo cuál es interés egocentrico. Si uno busca satisfacción en ayudar a otros y eso me brinda una satisfacción más grande, sigo interesado en aquello que me ofrece mayores satisfacciones. Deseamos libertad porque eso es mucho más satisfactorio, y el vivir una pequeña vida mezquina no satisface tanto. ¿Por qué tener entonces esta doble forma de pensar?¿Por qué decir que lo uno es satisfactorio y lo otro no lo es?¿Por qué no decir que lo que quiero es realmente satisfacción, sea en el sexo, en la libertad, en ayudar a otros, en llegar a ser un gran santo, o un político, o un ingeniero, o un abogado? Es todo el mismo proceso. Satisfacción de multiples manera, tantos obvias como sutiles; eso es lo que deseamos . Cuando decimos que queremos libertad, la queremos porque pensamos que tal vez ella sea tremendamente satisfactoria, y la satisfacción primordial es, por supuesto, esta peculiar idea de autorrealización. Podemos cometer el error de pensar que debemos librarnos de la satisfacción, pero librarse de ella no es libertad. La libertad es algo por completo diferente; no es una cosa para ser obtenido de algo. Si yo me deshago o me libro de la satisfacción, me estoy librando de ella porque busco una satisfacción mucho más grande. ¿Por qué no investigar entonces este deseo de satisfacción?, no decirnos que no deberiamos tenerla; eso es tan solo un concepto, una fórmula, y, en consecuencia, hay contradicción y, por lo tanto, conflicto. Tomemos, pues, esta sola cosa: la mayoria de nosotros necesita, desea, busca, anhela satisfacción. ¿Correcto?¿Por qué buscamos satisfacción?¿Que es la satisfacción?A todos nos satisface comer, si disponemos de una buena comida porque uno esta hambriento y es bueno librarse de esa sensación de vacio.Elevemonos un poco más hasta el sexo. Resulta muy satisfactorio tener una posición desde la cual uno puede dominar a otros. Uno se siente poderoso ¿no?, siente que esta en posición de ordenar a otros para que hagan cosas, y eso es altamente satisfactorio. Uno busca diferentes modos de hallar gratificación, por medio de la comida, del sexo, de la posición, de cultivar diversas virtudes, etc. ¿Por qué? Puedo comprender que cuando necesito alimento me sienta gratificado al comerlo ¿pero por qué moverse hacia otro nivel en procura de satisfacción? ¿Y existe tal cosa? Me siento satisfecho cuando como y deseo una variedad de alimentos; y si tengo dinero y apetito suficientes, me los procuro. También deseo una buena posición en la sociedad, una posición respetable, lo cual es muy gratificante porque entonces estoy seguro, con una gran casa, un policía en la puerta y todas esas cosas. Después de eso, quiero más: una casa más grande y otros dos policias, etc. Ahora bien, ¿qué es este anhelo de gratificación? Este anhelo ¿qué es? Tengo anhelo de alimento y lo como, si es que puedo conseguirlo. Pero el anhelo de posición... Tomemos esta sola cosa. La mayoría de nosotros desea posición: ser el mejor ingeniero, el mejor abogado, el presidente de alguna sociedad, esto o aquello. ¿Por qué? Aparte del dinero que eso procura, aparte de la comodidad ¿por qué este anhelo? ¿Será porque quiero demostrar a otros lo que soy capaz de realizar?¡Lo cual implica hacer que nuestros semejantes se sientan envidiosos!¿Es eso?Porque sencillamente si no tuvieramos dicha posición seriamos nadie.Despojemos al Papa de sus vestiduras, o al sannyasi de su «tamasha» y serían nadie. ¿Es eso? ¿Estamos, pues, temerosos de ser nadie y por eso queremos posición? ¿Ser considerados un gran erudito, un filósofo, un maestro? Si usted se encuentra en esa posición, ello es muy gratificante: tener su nombre impreso en los diarios y la gente que acude a usted, etcétera. ¿Es la razón por la cual hacemos todo esto? O sea, que en lo interno somos tan sólo gente común que sufre, gente con conflictos, peleas familiares, amargura, ansiedad, y el miedo que está ahí permanentemente. Y disfrutar de una posición externa en la cual soy mirado como un ciudadano tremendamente respetable, es muy satisfactorio. ¿Verdad? Yo pregunto: «¿Por qué deseo esta posición externa?» Y la respuesta es: «La quiero porque en mi vida diaria soy sólo un triste e insignificante ser humano». ¿Correcto? ¿Es así? Uno descubre que desea una posición, y que ésta resulta gratificante porque internamente uno es... sólo un vulgar hombrecito. Pero tener un policía en la puerta me otorga tremenda importancia;éste es el hecho: internamente soy una triste pequeña entidad con toda clase de dogmas, creencias en Dios, rituales y todo eso; por dentro soy un torbellino de males y miserias, ¡y afuera quiero un policía en la puerta!.

viernes, 25 de septiembre de 2009

La vida de relación

Los rayos del sol enciende las flores del lapacho,en cuyo escenario semeja un kenroku, o sea un jardín con sus 7 cualidades que según el libro de la dinastía china Song, todo jardín debiera tener. Estas caracteristicas son: amplitud, aislamiento, aire de antigüedad, artificio, flujo de agua y vistas. A las mencionadas características, añadiría un impresionante manejo del paisaje sonoro, particularmente del agua, que acompaña la definición espacial de un ámbito para darle un carácter particular, desde el estrépito al murmullo.El ser despliega su efluvio en esta amplitud, aislada del tumulto, trayendo imágenes del pasado con sus multiples artificios, purificandola en el flujo acuoso de la comprensión, haciendo que uno observe la realidad desde lo verdadero.Y en esa expectación el amor es una constante, un estado omnipresente.Reflexiono sobre la vida de relación. El amor en la relación es un proceso purificador,puesto que revela las modalidades del yo.Sin esta revelación, la relación muy poco significa.Cuando hablamos del amor en la relación nos referimos a nuestra vida de relación con lo que nos rodea.Sin segmentación, sin clasificación.Únicamente cuando no amamos existen "los muchos" y "el uno", la exclusividad.Cuando amamos, no existen ni el “tú” ni el “yo”;en ese estado sólo existe una llama sin humo, como las lámparas de piedra llamada kotoji, las que se hallan sostenida en un arco, una de cuyas patas descansa en la tierra y la otra en el agua en los jardines chinos o japoneses.En esa vida de relación si nos observamos, si estamos expectante al movimiento de todo nuestro ser, pensamientos, palabras,actos, podremos comprender las causas de nuestra expresividad. En la expectación , como si observaramos las ondas irregulares de nuestros pensamientos en el acuoso devenir de un lago, (en donde no emitimos un juicio de valor) en una observación expectante, asi surge la revelación.La modalidad con la que el yo actúa condicionado es lo que nos aleja del amor. El amor es sin causa, sin una razón. Si el amor tiene una causa, obviamente no es amor. Nosotros llamamos inteligencia a la capacidad. Y la inteligencia no es eso. La inteligencia no tiene causa. Cuando uno se mira a si mismo, cuando sin una causa mira este hecho, hay algo que termina y algo totalmente nuevo que comienza.La vida de relación entre los seres humanos solo puede existir cuando aceptamos "lo que es", no "lo que debería ser". Debemos preguntarnos si no es un hecho que vivimos a base de una imagen, de una fórmula, en un fragmento aislado de la vida. El pensamiento es viejo(y es siempre viejo y, por ende, jamás libre), ¿cómo puede comprender la relación?. La relación esta siempre en el presente, en el presente vivo(no en el pasado muerto de la memoria, de los recuerdos de placer y dolor), la relación está activa ahora;estar relacionado significa justamente eso. El amor no tiene nada que ver con la mente, no es un producto de ésta;el amor es por completo independiente de cálculos y pensamientos. Cuando hay amor, el sexo no es un problema;es la falta de amor lo que convierte el sexo en un problema. En el amor no hay apego; si hay apego no hay amor. En el amor no hay pérdida de energía.La pérdida de energía está en todo lo que sigue:celos, afán posesivo, sospechas, dudas, miedo de perder ese amor,la constante exigencia de garantía y seguridad. Cuando hay amor, el problema es simple;cuando no hay amor, el problema se vuelve complejo.Para que surja a la existencia una sociedad nueva, una nueva cultura, en la vida de relación es obvio que no puede haber dominación,ni de parte del hombre ni de parte de la mujer.La dominación existe a causa de la pobreza interna.Sólo el sentimiento de afecto, la calidez del amor,pueden dar origen a un nuevo estado, a una nueva cultura.El cultivo del corazón no es un proceso de la mente.La mente no puede cultivar el corazón,pero cuando el proceso de la mente es comprendido,el amor se manifiesta. Cuando uno ama a su esposa, no la domina. cuando hay amor no existe el deber. El amor no es un ideal, es un estado del ser.El amor no puede existir donde hay deseo de “llegar a ser”.Sólo cuando hay amor, hay castidad, pureza; pero una mente que está tratando de “llegar a ser”,o que intenta volverse casta, no conoce el amor.”La luz roja de este kotoji-lapacho empieza a titilar y a disminuir su intensidad, mientras la natura misma se predispone al recogimiento.

lunes, 25 de mayo de 2009

Conocerse uno mismo

Domingo a la tarde. Respondiendo a una invitación, comparto con un amigo un café en el instante en que un partido de fútbol se desarrolla en un televisor que atrapa hipnóticamente a una multitud de simpatizantes, a los cuales en su mayoría la excesiva graduación alcohólica no los dejaba pensar ni expresarse correctamente. Reflexiono fugazmente que a veces tenemos miedo de enfrentarnos a nosotros mismos, de conocernos tal como somos, y preferimos aturdirnos, rodeándonos siempre de gente, y si llegamos a quedarnos solos, prendemos la radio o la televisión para no pensar. Para pensar con claridad, es fundamental conocerse a uno mismo. Comprender cómo es uno en realidad. No la imagen de lo que a uno le gustaría ser, sino comprender la fealdad, la insensibilidad, la violencia, la codicia, la envidia, la angustia de la soledad, la desesperación. Eso es lo que "realmente somos nosotros" y refleja como hemos sido incapaces de resolverlo e ir más allá de ello. Ante esta incapacidad de indagarlo, de comprenderlo, hemos introducido la idea del "superyo", del "atman". Es una de nuestras tretas que se nos ha dado vuelta en contra y nos hace vivir en perpetuo conflicto entre lo que somos y lo que deberíamos ser, o lo que el atman nos dice que deberíamos ser. Nos hacemos trampas a nosotros mismos y eso obviamente nos impide comprender. Para conocer, comprender, uno ha de mirarse: uno tiene que mirar. Igual que miro cuando quiero ver una flor, un picaflor, tengo que mirarme a mi mismo, porque no se lo que soy. Tengo que aprender acerca de mí, olvidándome de todo lo que dicen los filósofos, los psicólogos, los libros, los guías y los gurus. Vamos a olvidarnos de todo eso y a descubrir lo que somos. Somos calculadores, envidiosos, egoístas, corruptos; somos personas de dos caras, que decimos una cosa y hacemos otra, seres hipócritas que vivimos fingiendo, escondidos tras nuestro repertorio de máscaras; y como mar de fondo de todo ello, una sensación de sufrimiento, de dolor, de ansiedad, de tristeza, de punzante soledad. Eso es lo que somos, y si no lo comprendemos y vamos más allá de ello, ¿que posibilidad tenemos de comprender "eso" que es de una belleza extraordinaria, inexpresable? Aprender sobre uno mismo puede ser muy difícil debido a que uno esta en constante movimiento. Uno cambia a cada momento; nadie es permanentemente codicioso, permanentemente lascivo o violento. Uno esta vivo; fluctúa, cambia, y es sobre ese ser vivo sobre quién se ha de aprender. Para ello hemos de observar con mirada siempre nueva; aprender todo de nuevo a cada instante. ¿Nos damos cuenta de la dificultad que esto entraña? Uno es una entidad viva, no es un fósil y es ese ser vivo lo que tenemos que observar. Y lo que uno aprende acerca de él en un instante dado, debe abandonarlo, para que, al volver a mirarse un segundo después, lo que aprenda sea siempre nuevo. Descubriremos, si lo hacemos, que es en verdad fascinante lo que sucede al mirar y aprender así; porque entonces es muy poca la información que la mente retiene: se reduce a los conocimientos técnicos esenciales, nada más. De ese modo, la mente está atenta al movimiento del "yo"-que es una entidad tan compleja-no sólo en el nivel superficial, sino en los niveles más profundos.
Puede que, si uno es consciente y observa sus actividades superficiales, aprenda de nuevo a cada momento; pero ¿cómo aprenderemos acerca de las estancias secretas de la mente, de los motivos ocultos, de la compleja herencia contenida en ella? Todo eso vive en uno, escondido; y ¿cómo aprenderá acerca de ello? Aprender acerca de ello no significa analizarlo, sino observarlo en expectante atención durante el día: todos los movimientos, todas las insinuaciones y señales de los deseos secretos. Observémoslo; atrevámonos a descubrir las motivaciones, las intenciones, el lugar que ocupan la tradición y la herencia. Hagámoslo a medida que hablamos, y veremos que es posible hacerlo espontáneamente a lo largo de todo el día; y entonces, en el momento de irse a dormir, la mente estará en completo silencio. No habrá sueños, puesto que los sueños son una mera continuación, en forma simbólica, de los conflictos cotidianos; y si uno ha comprendido los movimientos cotidianos de su vida -egoísmo, la envidia, la ira-verá que su mente se vacía a cada instante de todo el pasado. Así veremos la importancia del conocimiento propio; no de aplicar lo que uno ha aprendido, sino de un continuo aprender que no conoce otro tiempo que el presente activo. Y para todo ello, necesitamos disciplina, que en origen significaba precisamente eso: "aprender". ¿Nos damos cuenta de lo que hemos hecho con esta palabra? Hemos convertido el aprendizaje en represión, control, conformismo, imitación, y a eso lo hemos llamado disciplina. Hemos reducido la disciplina una práctica rutinaria. Y en esa clase de disciplina, que es la que emplean todos los gurus, no hay libertad, hay únicamente deterioro y corrupción; mientras que el aprender sobre uno mismo-el aprender constante, no el haber aprendido- trae consigo su propio orden. Si estoy aprendiendo acerca del proceso entero del vivir, la acción misma de aprender lleva implícito su propio orden, que es su propia virtud; la virtud no es eso que nosotros cultivamos. Por lo tanto, vemos que es necesario conocerse a uno mismo, y para ello, ha de existir ese orden verdadero, que es disciplina, y no ha de intervenir en absoluto la acción de la voluntad. Porque la voluntad es la aseveración, la decisión, la afirmación de un deseo de ser; y en la acción de esa voluntad esta presente la elección:"no haré esto, pero haré aquello" Por favor, estemos atentos a esto; pues, a menos que aprendamos todo esto por lo que observamos en nosotros mismos, tendremos una vida desdichada. Podemos escapar de nosotros mismos, claro, dedicándonos a danzar el día entero, o podemos luchar contra lo que somos en realidad; eso es lo único que sabemos hacer: escapar o resistirnos. La resistencia es lucha; y escapar es acudir al templo, al guru, es el alcohol, las drogas, el sexo…, hay una variada gama de escapes. Y en todo ello participa la voluntad.¿Puede uno llevar cotidianamente una vida en la que no existan el movimiento y la acción de la voluntad? Eso significa una vida sin preferencias y elecciones, puesto que, cuando uno siente que puede elegir, vive en la contradicción. La elección cobra presencia cuando uno está confundido, ¿no es cierto? Cuando uno no sabe qué hacer, su mente está confusa, y de esa confusión nace la ilusión de poder elegir, que conduce a su vez a un acto de la voluntad. ¿Por qué estamos confundidos? La mayoría de nosotros lo está; ¿por qué? La razón es que uno no acepta las cosas tal como son, de modo que intenta cambiar lo que es y convertirlo en algo distinto; y en cuanto lo hace, hay conflicto, y de él nace la confusión. La acción de la voluntad es, así pues, producto de una mente confundida. En la meditación, por tanto, el movimiento de la voluntad no interviene en absoluto. Si estamos haciendo todo esto, nos encontraremos con el problema de la ilusión. El cerebro es producto del pasado. La estructura cerebral, las células, son el resultado de siglos y siglos de evolución. Para sobrevivir, el cerebro ha recopilado una colosal cantidad de conocimientos, pues lo único que le importa es eso: sobrevivir. El cerebro, en su búsqueda implacable de la seguridad que necesita para sobrevivir, prueba sin cesar una posible solución tras otra. Intenta encontrar la solución en las creencias, pone sus esperanzas en el nacionalismo, en la familia, en la cuenta bancaria, en una forma de vida neurótica; y, al no encontrar en nada de ello la seguridad deseada, acaba confiando en que encontrará permanencia en una doctrina, en un Dios, en una experiencia espiritual. Entonces ve que, ciertamente, existe seguridad en esa ilusión, y la ilusión cobra a partir de ese instante una importancia desmedida. Como ya dijimos, el cerebro, que necesita seguridad completa para poder funcionar con sensatez, se da cuenta de que no existe ninguna seguridad en el pensamiento. Hasta ahora había intentado encontrar seguridad en él porque era el único instrumento del que disponía, pero ahora ha visto que el pensamiento es memoria, que es pasado, que es la reacción del pasado; ha visto que el pensamiento no es libre, pues carga con todo el peso de los siglos y es la respuesta de la memoria; y ha visto que, por consiguiente, no hay seguridad alguna en las creencias con las que nos hemos identificado, dioses, sistemas políticos, organizaciones religiosas, ídolos, templos y gurus, puesto que todos ellos son invenciones del pensamiento.¿Qué sucede entonces? Pues sucede que, ahora, la mente, las células cerebrales se ocupan sólo de la supervivencia, de nada más: ni de los dioses ni de las ilusiones. La psique no existe, y lo único que importa entonces es la supervivencia física; que no es espiritual, que nada tiene de espiritual. Cuando el cerebro ve que la espiritualidad es una invención del pensamiento, una más de entre sus ilusiones, y se ocupa exclusivamente de sobrevivir en el plano físico, el resto del cerebro queda totalmente vacío. Y eso significa que en ese cerebro hay silencio total. ¿Qué cualidad tiene una mente en la que hay silencio absoluto? ¿Cómo es la mente que está quieta por completo? Porque sólo esa mente silenciosa, que está libre de distorsión, de tormento, es capaz de observar. La mayor parte de nosotros vivimos atormentados, ya que a lo largo del tiempo nos hemos torturado a fin de encontrar seguridad. Y la hemos encontrado —o eso esperamos, al menos— en la ilusión, que se convierte en una tortura más; toda nuestra disciplina, yoga y nuestros ejercicios respiratorios son una tortura compulsiva: «Debo levantarme a las seis; disciplinar al cuerpo, doblegarlo». ¿Qué le hemos hecho a nuestro cuerpo, a la mente, al corazón? El cuerpo tiene su propia inteligencia, y nosotros lo hemos destruido con nuestro engañoso deseo de placer. Necesitamos saber lo que es una mente silenciosa; porque sólo cuando la mente, el cerebro, está en silencio total puede percibir. Si quiero comprender lo que se me dice, debo escuchar en completo silencio. Cuando me dicen: «te amo», debo escuchar, ¿no?; debo escuchar con un corazón en el que no haya el más leve movimiento contradictorio. El corazón debe poder escuchar, y para ello se necesita una mente en completa quietud. Veamos la verdad de esto; nada más. No preguntemos cómo aquietar la mente, pues si lo hacemos habremos vuelto a caer en la vieja trampa, y encontraremos miles de gurus dispuestos a decirnos cómo hacerlo. Es tan sencillo como que, para percibir el árbol, la nube bañada por la luz del sol poniente, la luz reflejada en un remanso de agua, para poder simplemente percibir su belleza, la mente ha de estar muy silenciosa, ¿no es así? Si alguien nos amenaza de muerte, debemos escuchar, ¿no? Cuando nuestro jefe nos habla, lo escuchamos con toda atención; quizá no nos guste lo que nos está diciendo, quizá incluso nos resulte ofensivo, pero está claro que no tenemos más remedio que escucharlo, porque nuestra vida, nuestra subsistencia, nuestra economía dependen de ello. De manera que en ese instante estamos verdaderamente en silencio. Una manifestación de euforia, producto de un gol exacerba los ánimos y me vuelven a la realidad de un café que se había esfumado en furtivas volutas de humo.

sábado, 4 de abril de 2009

La disolución del Yo

Las gotas traslucidas de la lluvia caía incesantemente, mientras el céfiro ludicamente jugaba, torpemente, con las hojas de los arboles. De una de ellas, perlas descendían a intervalos sobre una maceta de arcilla, creando anillos concentricos. Quédo abstraido mirando como las gotas de agua caen al centro de esa maceta, quedando fascinado por los anillos concentricos que a intervalos se formaban.Al cerrar los ojos y observar percibo que existe un centro en mi consciencia, un núcleo que esta nombrando, escogiendo, rotulando. Cada vez que cierro los ojos y estoy alerta percibo que hay un elemento común en mi mente que hace esto, que repite: maceta; gota; agua, mientras la recrea en imágenes. Percibo que hay un eje desde el cuál actuamos, juzgamos, nombramos las cosas.Observo que este elemento es la palabra, el rótulo. Si tenemos la suficiente percepción como para ir mas allá de la superficialidad de este rótulo, si le restamos importancia y vamos a lo subyacente, a lo esencial en él, veremos que estamos capacitados para investigar. Pero si cometemos la torpeza de identificarnos con el, y nos atenemos a él, no podemos avanzar.Y uno con solo observarse se da cuenta que esta identificado con los rótulos como por ejemplo nuestra casa, la forma, el arquetipo, nuestro alias, nuestros muebles, la cuenta bancaria, nuestras opiniones, nuestros estimulantes. Somos todas esas cosas, que estan representadas por un nombre. Esas cosas se han vuelto importantes, los nombres, los rótulos y nos aferramos a ellos, basando nuestra seguridad en ellos, en palabras. Asi pués, el centro, el núcleo, es la palabra. Pero si no existiera la palabra, no habría un rótulo, y por ende, tampoco un centro. Habría una disolución, un vacío. Habría un sentido de ser como la nada, y debido a que hemos eliminado todos los rótulos, o más bién debido a que hemos comprendido porqué ponemos rótulos a los sentimientos y a las ideas, somos seres completamente nuevos. No hay un centro desde el cual estemos actuando. El centro que es la palabra ha sido disuelto. El rótulo a sido quitado. Entonces, ¿donde estaría uno como centro? Uno esta ahí, es evidente, pero se ha producido una transformación Y esta transformación es un poco atemorizante; por lo tanto, ¿cuál es la reacción lógica de uno? uno no prosigue con lo que ello aún contiene; empieza a juzgarlo, a decidir si le agrada o no le agrada. No continúa con la comprensión de lo que viene luego, sino que ya lo juzga, lo cual quiere decir que nuevamente uno tiene un centro desde el cual está actuando. Por consiguiente, tan pronto juzga, permanece fijo; se vuelven importantes otra vez, en un circulo en el que no acaba nunca las palabras y seguimos en esa bipolaridad del gusto o del disgusto. Las gotas caen, el circulo se forma, los anillos se expanden...las gotas caen...

lunes, 23 de marzo de 2009

El sentido de la vida

En la posición del loto, observo el zizagueante brazo del riachuelo,deslizandose suavemente entre carnosos tallos de lirios blancos. El silencio, en la amplia alfombra verde, susurraba entre los brezos que ofrendaban sus pétalos indigos a la corriente acuática. Deslizo mis dedos alrededor del talle de un lirio que bostezaba su amplio contenido en mi dirección. Era una planta robusta, de hojas grandes, lustrosas, de color verde oscuro sostenida por un tallo carnoso.La flor tiene forma de tulipa acampanada blanca. En su centro se encuentra una espiga erecta de color amarillo, con un suave y agradable perfume. Me pregunto cual es el sentido y el objeto de la existencia de esta planta. Es como preguntarme sobre el sentido y objeto de la vida.Llegué a la conclusión de que el vivir tiene su propio sentido y objeto.Contemplo como unas hormigas rojas hacen temblar con su ritmico paso la copa de lirio vacia, generandole una monótona desarmonía y pienso que a nosotros nos pasa lo mismo, por eso estamos tan descontentos de la vida.Hacemos las mismas cosas una y otra vez y deseamos algo más, algo que este más alla de lo que hacemos.Puesto que nuestra vida diaria es tan hueca, tan insípida, tan sin sentido, tan aburrida, tan intolerablemente estúpida, decimos que la vida debe tener un sentido más amplio.No hay duda de que un hombre cuya vida es muy rica, un hombre que ve las cosas como son y está contento con lo que tiene, no está confuso; él tiene claridad, y por tanto, no pregunta cuál es el objeto de la vida. Para él, el hecho mismo de vivir es el comienzo y el fin.Nuestra dificultad, pués, es que siendo vacía nuestra vida como la alba copa de esta flor, deseamos hallarle un objeto y luchar por él. Tal objeto de la vida puede ser tan sólo idea, sin realidad alguna; y cuando el objeto de la vida es buscado por una mente estúpida, torpe, por un corazón vacío, ese objeto será también vacío.Nuestro problema es como hacer nuestra vida interiormente rica. Cuando decímos que el objeto de la vida es ser feliz, es encontrar a Dios, ese deseo de encontrar a Dios es por cierto una evasión de la vida, y nuestro Dios es simplemente una cosa conocida. Sólo podemos abrirnos camino hacia un objeto que conocemos; y si construímos una escalera hacia eso que llamamos Dios, eso por cierto no es Dios. La realidad sólo puede comprenderse en el vivir, no en la evasión.
Cuando le buscamos un objeto a la vida, en realidad nos escapamos y no comprendemos qué es la vida. La vida es relación, acción en la relación; y cuando no comprendo mis relaciones, o cuando la relación es confusa, busco un sentido más completo.
¿Por qué es tan vacía nuestra vida? ¿Por qué somos tan solitarios, tan frustrados? Porque jamás hemos mirado dentro de nosotros mismos y no nos hemos comprendido a nosotros mismos. Nunca admitimos que esta vida es todo lo que conocemos, y que por lo tanto debiera ser comprendida plena y completamente.
Preferimos huir de nosotros mismos, y es por eso que buscamos el objeto de la vida lejos de la vida de relación. Mas si empezamos a comprender la acción, -que es nuestra relación con la gente, con la propiedad, con las creencias e ideas-, entonces hallaremos que la relación trae por sí su propia recompensa.Es como buscar el amor. ¿Podéis encontrar el amor buscándolo? El amor no puede ser cultivado. Sólo encontraréis el amor en la vida de relación, no fuera de ella; y es porque no tenemos amor que deseamos que la vida tenga un objeto. Cuando hay amor -que es su propia eternidad-, entonces no hay busqueda de Dios, porque el amor es Dios.
Es porque nuestra mente está llena de tecnicismos y supersticiosas musitaciones, que nuestra vida es tan vacía; y es por eso que buscamos un objeto más allá de nosotros mismos. Para encontrar el objeto de la vida, debemos pasar por la puerta de nosotros mismos; pero consciente o inconscientemente evitamos enfrentar las cosas como son en sí mismas, y de ese modo deseamos que Dios nos abra una puerta que esta más allá.
Esta pregunta sobre el objeto de la vida, la formula tan sólo aquel que no ama; y el amor sólo puede hallarse en la acción, que es relación. Contemplo la copa acampanada del lirio, cuya profundidad intenta atraparme, pero la risa alegre de un grupo de personas que se acercan rompe el hechizo y me hace incorporarme e ir a su encuentro.

sábado, 7 de febrero de 2009

El dolor

Una amiga vino a mí una mañana compungida,abatida por el dolor. Tenía en la profundidad de su mirada la tristeza y la desorientación de cuando nos pasa algo inesperado, algo que no esperábamos que sucediera y que al ocurrir nos desestabiliza emocionalmente. Afuera, el cierzo mecia las hojas del viejo árbol, añoso:
¿Quieres hablar de esto que te sucede, llegar a su misma raíz o quieres solo una explicación que te reconforte, que te haga olvidar el dolor? Mi amiga contestó: un amigo, un hombre que era casi un padre para mi murió y siento el dolor de su pérdida.
¿Te has puesto a pensar alguna vez porque existe en todos los hogares, en todos los seres humanos el dolor a la muerte?¿El porqué sufres, realmente?¿Es por el amigo muerto o por ti misma? Si sufres por él, ¿ese sufrimiento puede ayudarle?El se fue y ese es un hecho que debes aceptar, no se puede hacer nada. Pero si sufres por ti misma, porque te sientes sola, por tu vida vacia, por que ya no disfrutarás de su compañía, lloras por tu propia vacuidad y la lástima que sientes de ti misma. Quizas por primera vez te des cuenta de tu propia pobreza interior. Quizas pusiste toda tu expectativa en esa persona que se fué, toda tu esperanza y esa sensación te daba seguridad. Todo lo que sientes ahora-la sensación de pérdida, la agonía de la soledad y de la ansiedad- es una forma de lástima de ti misma. ¿No es así? Observalo, por favor, no te resistas bloqueando tu corazón y diciendo: "amaba a esa persona y en ningún momento pensé en mi misma; quería tenerlo para siempre". Ahora que él se ha ido, ¿no es cierto que este hecho te hace dar cuenta de tu verdadera condición?. La muerte de esa persona que era como un padre para tí te ha sacudido y te ha mostrado el verdadero estado de tu corazón y de tu mente. Puedas que no quieras afrontarlo, que lo rechaces por miedo, pero si observas un poco más, verás que sufres por tu propia soledad, por tu propia pobreza interior, es decir por la lástima que sientes por ti misma.-Eres cruel. Vine buscando verdadero consuelo y, ¿que es lo que me estás dando?-Sonreí mientras el añoso arbol mecia sus hojas suavemente.Una de las fantasias de la mayoria de la gente es que existe tal cosa como el consuelo interior, que alguien puede darnos ese consuelo o que uno puede encontrarlo. Siento decirte que tal cosa no existe. Si lo que buscas es consuelo vivirás presa de la ilusión y cuando esa ilusión desaparezca te sentirás triste porque dejará de tener el consuelo. Para comprender el dolor o para superarlo, tienes que ver realmente lo que esta sucediendo en tu interior, no ocultarlo. Esto no es crueldad, no es algo deshonroso de lo cual debas avergonzarte. Cuando lo veas con total claridad, te desharàs de el inmediatamente, sin un razguño, sin manchas, renovada, intacta de cualquier acontecimiento de la vida. La muerte es inevitable para todos nosotros; nadie puede escapar de ella. Tratamos de buscar cualquier tipo de explicación, de encontrar apoyo en toda clase de creencias con la esperanza de trascender la muerte, pero hagamos lo que hagamos, la muerte es una realidad que está siempre a la vuelta de la esquina; puede que aparezca mañana o al cabo de muchos años, pero siempre esta ahí, presente. Uno tiene que aceptar este hecho inmenso de la vida.No hay nada permanente en la tierra ni en nosotros. El pensamiento puede dar continuidad a cualquier cosa en la que piense; puede darle continuidad a una palabra, a una idea, a una tradición, puede creerse a sí mismo permanente, pero ¿lo es? El pensamiento es la respuesta de la memoria y, ¿es permanente la memoria? Puede construir una imagen y darle a esa imagen continuidad, permanencia, llamándola Dios o lo que sea; puede recordar el rostro del amigo o del maestro y aferrarte a él; sin embargo, todo esto es la actividad del pensamiento; es el pensamiento quien crea el miedo y, de ese miedo, nace la urgencia de tener lo permanente, miedo de no tener mañana el sustento o el abrigo necesario, el miedo a la muerte. Este miedo es producto del pensamiento y Dios también lo es.
«No me interesa nada de esto —dijo ella—, soy terriblemente infeliz; he perdido a mi amigo, mi guía, y me quedan solo mis nietos, ¿qué he de hacer?».
Si de verdad te importan tus nietos, no puedes vivir interesada en tí misma y afligida por tu desgracia; tienes que velar por ellos, educarlos debidamente, y no contentarte con ofrecerles la mediocridad acostumbrada. Pero si sigues obsesionada por la lástima que te tienes a tí misma, a lo cual lo llamas “amor a mi amigo, casi un padre”, y vives encerrada en tu dolor, entonces estas destruyendo también a tus nietos. Consciente o inconscientemente, todos somos unos perfectos egoístas y, mientras obtengamos lo que queremos, creemos que todo está bien. Pero en el momento que un acontecimiento destruye lo que hemos construido, gritamos desesperados esperando encontrar un nuevo consuelo que, por supuesto, de nuevo volverá a ser destruido. De manera que este es el proceso que continuará funcionando y si quieres seguir atrapada en esta secuencia repetitiva, sabiendo perfectamente cuáles son sus consecuencias, entonces, ¡adelante! Pero si ves lo absurdo que es todo eso, entonces de forma natural dejarás de llorar, dejarás de aislarte, y vivirás junto a tus nietos con una nueva luz y con una sonrisa en el rostro.

Me miró confundida, se levantó y se fué, mientras un pájaro en el añoso árbol lo hería repetidas veces.