sábado, 4 de abril de 2009

La disolución del Yo

Las gotas traslucidas de la lluvia caía incesantemente, mientras el céfiro ludicamente jugaba, torpemente, con las hojas de los arboles. De una de ellas, perlas descendían a intervalos sobre una maceta de arcilla, creando anillos concentricos. Quédo abstraido mirando como las gotas de agua caen al centro de esa maceta, quedando fascinado por los anillos concentricos que a intervalos se formaban.Al cerrar los ojos y observar percibo que existe un centro en mi consciencia, un núcleo que esta nombrando, escogiendo, rotulando. Cada vez que cierro los ojos y estoy alerta percibo que hay un elemento común en mi mente que hace esto, que repite: maceta; gota; agua, mientras la recrea en imágenes. Percibo que hay un eje desde el cuál actuamos, juzgamos, nombramos las cosas.Observo que este elemento es la palabra, el rótulo. Si tenemos la suficiente percepción como para ir mas allá de la superficialidad de este rótulo, si le restamos importancia y vamos a lo subyacente, a lo esencial en él, veremos que estamos capacitados para investigar. Pero si cometemos la torpeza de identificarnos con el, y nos atenemos a él, no podemos avanzar.Y uno con solo observarse se da cuenta que esta identificado con los rótulos como por ejemplo nuestra casa, la forma, el arquetipo, nuestro alias, nuestros muebles, la cuenta bancaria, nuestras opiniones, nuestros estimulantes. Somos todas esas cosas, que estan representadas por un nombre. Esas cosas se han vuelto importantes, los nombres, los rótulos y nos aferramos a ellos, basando nuestra seguridad en ellos, en palabras. Asi pués, el centro, el núcleo, es la palabra. Pero si no existiera la palabra, no habría un rótulo, y por ende, tampoco un centro. Habría una disolución, un vacío. Habría un sentido de ser como la nada, y debido a que hemos eliminado todos los rótulos, o más bién debido a que hemos comprendido porqué ponemos rótulos a los sentimientos y a las ideas, somos seres completamente nuevos. No hay un centro desde el cual estemos actuando. El centro que es la palabra ha sido disuelto. El rótulo a sido quitado. Entonces, ¿donde estaría uno como centro? Uno esta ahí, es evidente, pero se ha producido una transformación Y esta transformación es un poco atemorizante; por lo tanto, ¿cuál es la reacción lógica de uno? uno no prosigue con lo que ello aún contiene; empieza a juzgarlo, a decidir si le agrada o no le agrada. No continúa con la comprensión de lo que viene luego, sino que ya lo juzga, lo cual quiere decir que nuevamente uno tiene un centro desde el cual está actuando. Por consiguiente, tan pronto juzga, permanece fijo; se vuelven importantes otra vez, en un circulo en el que no acaba nunca las palabras y seguimos en esa bipolaridad del gusto o del disgusto. Las gotas caen, el circulo se forma, los anillos se expanden...las gotas caen...