sábado, 11 de octubre de 2008

Amor

Céfiro infligía un hálito suave e íntimo sobre una pareja ocasional, que se refugia bajo el ámbito acogedor de un lapacho rosado. El, embriagado en el aroma a nardo de esa aparente suave piel; prodigaba interminables caricias enredándose en las olas caprichosas de sus cabellos. Mientras soy involuntario espectador de esta escena reflexiono sobre el amor. ¿Qué será el amor?
De lo único que estoy seguro es que no es algo dentro del ámbito de la mente. Por lo tanto, cuando logramos que ésta esté quieta, invitante, sin un sentimiento de espera, ni en una actitud de pedir, ni exigir, ni buscar, ni poseer, cuando ya no tiene celos y temor, ni ansiedad, cuando esta realmente en silente expectación, sólo entonces, es posible ser anfitrión de esa fuerza llamada amor.
Si pudiéramos comprender que la razón de que no sintamos amor es porque las cosas de la mente han llenado nuestros corazones (celos, envidias, deseos de ser alguien, ambición, éxito).
El amor sólo puede existir cuando está ausente el pensamiento del "Yo" y la libertad con respecto al "Yo" reside en el conocimiento propio, en la expectación diaria de observarse en cada conducta. Comprender que no es lo que creemos que tenemos adentro lo importante porque son nuestros actos los que nos definen y así llega la comprensión.
El amor no tiene nada que ver con la sensación, que no es un medio para realizarse. El amor existe por sí mismo, sin ningún resultado.
Para la mayor parte de la gente, el amor está vinculado con el sexo y el placer y todos los tormentos que acompañan a esta idea hedonista: celos, envidias, antagonismos, dependencia.
No puede haber amor si uno no termina a través de la comprensión con todo el conocimiento acumulado cada día, heridas psicológicas, compararse con otra persona, compadecerse a sí mismo, de modo que al día siguiente la mente se encuentre fresca y joven. Una mente así nunca puede ser lastimada, y eso es inocencia. En esa inocencia se encuentra el amor.
Una de las cosas extrañas relacionadas con el amor es que cualquier cosa que podamos hacer, será correcta si amamos. Cuando hay amor, la acción es siempre correcta, en todas las circunstancias. Y cuando existe esa calidad del amor, hay compasión. La compasión implica pasión por todo. Hablamos de la pasión, no como deseo sino como esa fuerza, ese impulso de sentir la vida en plenitud.
Mientras desando el camino recorrido con lentitud, la pareja son dos tortolitos que se difuminan entre las flores del lapacho que el céfiro hace revolotear lúdicamente a su alrededor.